El Europeo era una enorme posibilidad para recuperar la autoestima. La llegada de David Martin, tras su exitosa etapa como jugador y entrenador en el Barceloneta, daba ese plus de un técnico joven y valorado por su conocimiento. El hecho de que fuera el Europeo en Barcelona, suponía una gran oportunidad para plasmarlo sobre el papel de la competición y en casa. 

La hoja de ruta está siendo perfecta. Era necesario ser primeros de grupo y el empate ante Montenegro, tras un mejor goal-average en las victorias ante Malta y Francia, posibilitó que ese empate diera el pase directo a cuartos. Allí se solventó en un partidazo ante Grecia el pase a las semifinales. Con nada que perder y mucho que ganar afrontó el equipo el choque ante la arrolladora Italia, que había dejado a Rusia por el camino por un tremendo 11-1.

Las 4 mil personas que estuvimos en la Picornell recordaremos los dos partidazos de semifinales durante tiempo. Primero, la semifinal balcánica con triunfo de Serbia por 9 a 7 a Croacia, con calidad, intensidad, seis exclusiones y emoción. 

La semifinal mediterránea entre España e Italia, tenia el recuerdo de la famosa final olímpica de 1992 cuando Italia se llevó el oro tras tres prórrogas ante España.

Italia inauguró el marcador con el gol del italo-francés Bodergas mientras el hispanobrasilero Felipe Perrone empataba a 1, acabando así el primer cuarto. Continuó el parcial hasta el 4-1 en el inicio del segundo parcial con los goles de Tahull, Mallarach y Munárriz ante una rendida Picornell. Dos zarpazos de Renzuto al final del periodo devolvían a Italia al partido (4-3).

Italia se creció y devolvió el parcial de 0-4 para situarse con ventaja en el tercer cuarto (4-5). Mallarach paró el golpe con el 5-5 pero los italianos con Di Fulvio al frente parecían finiquitar el partido situándose con 5-7 a poco más de 6 minutos para el final.

Supó España parar el golpe con dos goles de Roger Tahull y Alvaro Granados que dejaron el 7-7 con 5 minutos aún en juego, hasta que Fran Fernández en un slalom personal marcó el golazo de la final a 1'34 para la conclusión. La polémica llegó en la última acción cuando el chut de  Figlioli pareció entrar en la portería de Dani López Pinedo, que reaccionó rápido para que no se consumara el 8-8. Éxtasis en la Picornell y la plata asegurada.

8 - España: López Pinedo; Larumbe (-), Fernández (1), Minguell (-), Perrone (1), Granados (1), Del Toro (-), Bustos (-), Cabanas (-), Tahull (2), Mallarach (2) y Munárriz (1).

7 - Italia: Del Lungo; Di Fulvio (3), Presciutti (-), Bodegas (1), Echenique (1), Renzuto (2), Fligioli (-), Velotto (-), Gallo (-), Molina (-), Bertoli (-) y Fondelli (-).

Parciales: 1-1, 3-2, 1-3 y 3-1.

Árbitros: Boris Margeta (SLO) y Georgios Stavridis (GRE)