En un mundo del fútbol donde marca el resultado, el Sabadell-Mallorca del domingo además de ser recordado por la victoria tendrá el regusto extra del excelente partido de los jugadores que entrena Toni Seligrat. El 1-0 nace de las ganas de ganar, del buen juego, de la anticipación, de la combinación, del trabajo, de los deseos de agradar y dedicar una victoria a los 1.500 aficionados. Nace del gol logrado por Felipe Sanchón en el minuto 11 tras una gran combinación de todo el equipo con centro final de Dani Gómez y remate a la red del pichichi.
El Sabadell-Mallorca ha sido plato de Primera División, la mayoría de veces de Segunda A y sólo en esta ocasión, plato de Segunda B. Quizas la motivación de jugar contra un equipo que llegaba como líder y que sólo necesitaba un punto para ser matemáticamente campeón dio de sì este partidazo.
Una segunda victoria consecutiva - tras ganar 1-3 en Formentera - que vale por la permanencia en Segunda B, por tercer año consecutivo. A seis puntos del play-off. Habria bastado que alguno de los empates sumados en casa ante Cornellà, Villarreal B o Saguntino, con merecimiento de juego y ocasiones, por nula presencia del rival en el área de Roberto, se hubiera transformado en victoria.
Para eso, como dice Seligrat, el Sabadell necesitaría tener al Messi o al Cristiano de la categoría y eso vale dinero que el Sabadell no tiene.
De ilusión, posiblemente una de las palabras más prostituidas del diccionario no se vive. La ilusión viene como punto y final del trabajo, del acierto en la toma de decisiones y saber expresar que lo que quieres es mejor de lo que vas a hacer en tu casa en el sofá. Será la mejor manera para que de los 2.270 socios que aparecen en la web del club vayan al campo y no los 1.500 del domingo y de toda la segunda vuelta.