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La cuenta atrás para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro está a tan sólo ocho días del inicio. Muchos serán los deportistas del Club Natació Sabadell en Brasil, pero nadie como Érika Villaécija que cerrará su espléndida carrera con sus cuartos Juegos (Atenas’04, Pekin’08, Londres’12 y Río’16). Un hito que pocos pueden igualar en un deporte como la natación. Sólo Michael Phelps, el mayor medallista de la historia la superará con 5. Hablamos largo y tendido con Erika que suma su calidad en el agua con su labor pedagógica en la escuela Santa Clara. «Estar con mis niñas me hace muy feliz. Me siento muy agusto desde que hace dos años llegué al Sabadell». Así es Érika, puro sentimiento.
Juegos Olímpicos. La cita más importante cada cuatro años para el mundo deportivo, y en especial para los dos deportes estrella como son la natación y el atletismo.
Erika Villaécija cerrará una brillantísima carrera en Río de Janeiro, campeona del mundo, de Europa, con 7 mundiales y 4 Juegos Olímpicos. Visitó la redacción de ‘D.S.’. «Estoy muy contenta. Hace cuatro años pensaba que los de Londres eran mis últimos Juegos, pensé en dejar la competición pero en estos dos últimos años desde que estoy en el Club Natació Sabadell ha disfrutado por mí misma de la natación. Pensando en mí».
En el Club combina su faceta de deportista ayudando en el área de psicología de la escuela Santa Clara. «Estoy feliz. Mi vida como deportista me llena. He ganado muchas medallas en mi carrera, pero me quedo más con todas las vivencias y ahora me hace mucha ilusión ver a ‘mis niños’ de la escuela y estar con ellos, ver como me preguntan y están contentos».
Duro camino
Su clasificación para Río «ha sido la más dura de todas. En Atenas, vino sólo sin pensarlo; en Pekín, el objetivo era directamente lograr medalla; en Londres, me clasifiqué un año antes. Esta vez he tenido que esperar hasta hace el mes de junio. En febrero, tenía que clasificarme entre las dos primeras del país en la Copa del Mundo de Dubai, para ir al Preolímpico de Setubal. Allí tenía que ser la primera española y quedar entre las 11 primeras. Ha sido duro, pero ha merecido la pena. No me arrepiento de nada en estos dos años».
Coincidiendo con estas dos pruebas sufrió la perdida de su abuela (en febrero) y de su perra Uma (en junio). «Fue muy duro cuando murió mi abuela estaba justo en el avión para Dubai y a Uma tuvimos que despedirnos de ella antes de Portugal. Me dio fuerzas y luchar hasta el final por estar en los Juegos.
Villaécija no tiene que demostrar nada a nadie. Con 32 años «he vivido muchas cosas. Tuve más mala suerte que buena en momentos puntuales. Ahora afronto los Juegos para disfrutar, sin presión, pero mi objetivo no era clasificarme. Mi ilusión es luchar y, ojalá, ganar una medalla olímpica. Es lo único que hecho de menos al repasar mi carrera y lucharé hasta el final. Y esta vez lo hago por mi misma».
Si lo consigue, esperamos que así sea, recibirá el abrazo y el halago de todos aquellos que años atrás la han dejado de lado. «Durante toda mi carrera, he luchado por lo que he querido y con quién he querido. Sé a quien le dedicaré si lo consigo y sé quien estará conmigo si no lo logro».
Nombres propios en esa dedicatoria para Joan Fortuny, el gran entrenador, su pareja Nacho, sus padres, su hermano Alex, toda su familia tanto la que vive aqui como en Tarragona y en Cogorderos (León). «A la gente del Club, la familia Wildeboer, Paul, Aschwin, Olaf, Núria (la capitana que nos acompañó en la entrevista), Jordi Murio y muchísimos nombres que ya saben quiénes son y que no me olvido de ellos».
Repasar la carrera de Erika Villaécija es hacerlo de la historia de la natación del país en este siglo XXI. En el año 2001 con sólo 17 años se proclama campeona de los Juegos del Mediterraneo.
Atenas’2004. El debut con 20 años tras ser triple campeona de Europa.
Lo recuerdo como si fuera un trailer de una película. Empecé a nadar con Joan Fortuny en el CAR de Sant Cugat. en los dos Europeos (1 oro en Dublin y 2 en Madrid), Mundial de Barcelona y los Juegos. Aprendi mucho. Llegaba con mucha ambición. Vivía como un sueño, sin pensarlo mucho. Me faltó creermelo un poco más. Valoré más tarde lo que era estar en una Olimpiada. Mi objetivo era estar en una final. (Fue quinta en los 800 libres y sexta con el relevo de 4x200 libres). Buenos recuerdos, por ejemplo antes de la prueba individual estaba muy nerviosa y las mayores del equipo, María Peláez y Ana Belén Palomo me dieron un masaje y me dieron buenos consejos.
Pekin’2008. La decepción tras ser el gran referente en una etapa en que te tocó tirar del carro.
Fatal, horrible. Desde los Juegos de Atenas mi objetivo era superar el quinto puesto y conseguir la medalla. Haría la que fuese, cambiar de ciudad, entrenar diez horas diarias etc. Todo por un sueño. Por el camino hubieron bastantes problemas con la Federación, como bien dices, yo tuve que tirar un poco del carro. Llegaba en mi mejor momento de forma. Tenía la segunda mejor marca mundial del 2008. Me sentía muy bien. Sin embargo al llegar a Pekín, todo se torció. Me entró fiebre. Me encontré mal. Nadé los 400 libres con 39 de fiebre. Estuve tres días en cama para recuperarme. Prácticamente me levanté de la cama y fui a nadar las series. Hice 8’31 en mi prueba y quedé décima sin entrar en la final por la que tanto había luchado. En ese momentos sentí que todo se acababa. Quería dejar la natación.
Londres’2012. Los que iban a ser sus últimos Juegos tras cuatro años de nuevas motivaciones.
El golpe de Pekin fue muy duro. No quería saber nada de mi deporte. Me entrenador me dijo que me fuera de vacaciones y en septiembre ya veríamos. La motivación vino por mi hermano Alex. Quería clasificarse para el Mundial de Roma del 2009 y me fui a entrenar con él
(las lágrimas y el abrazo tras lograr su clasificación en el Open de Málaga la hacen emocionarse al ver la foto). En el 2010 gano en el oro en el Mundial de Dubai y comienzo a nadar con Kiko (Hervás) larga distancia. Se abre una nueva vía y consigo clasificarme en piscina y en aguas abiertas para los Juegos que iban a ser mis últimos. Por dos décimas quedé fuera de la final en piscina y fui octava en aguas abiertas. Diploma olímpico. Me supo a poco. Fui la única nadadora que no tuvo a su entrenador en Londres. Me sentí sola.
Río 2016. Erika nunca se rinde, incluso tras el mazazo del Mundial del 2013 en Barcelona.
Quería retirarme en los Mundiales de mi casa. Sin embargo todo salió mal tanto personal como deportivamente. No me sentía como parte de mi deporte, de este mundo. Recibi mensajes muy desagradables y en momentos que estás mal todo afecta. Pasó un tiempo y decidí que no me quería retirar así. Decidí nadar por mi misma y me plantee el objetivo de luchar por estar en mis cuartos Juegos Olímpicos. Era complicado pero decidí hacerlo por mi misma. Muchos me habían dejado de lado pero también gracias a la llamada del Club Natació Sabadell y el apoyo de la FCN en este aspecto, pude preparar y clasificarse para disfrutar y luchar en Río
Periodista y fotografo, especializado en Deportes y Motor. Más de 20 años informando del mundo polideportivo y por tanto con experiencia y conocimiento de primera mano. En www.jordipress.com puedes encontrar toda la información desde la cercanía y el conocimiento de la matería.