Marina Fernández ha anunciado su retirada del mundo de la gimnasia. Con sólo 21 años ha dicho basta. Tras hacer historia con el oro de Lisboa, la bochornosa exclusión del Mundial con presión inaceptable precipitó su adiós.
«Hago gimnasia porque me gusta y nada más». Así sintetiza este universo paralelo. «Ha sido mi pasión, mi sueño durante 15 años, la vida vale mucho más. Empecé a los 6 años en el Catalunya y ya con 9 fui al club Muntanyenc de Sant Cugat donde estaba mi hermana. Con 12, pasé a
la selección catalana y entré en el CAR. Con 19, marché a Madrid hasta este verano».
Humildad
Nunca se ha dado importancia a pesar de que el 2009 se convirtió en la sucesora del mito Almudena Cid, cinco veces olímpica. «Gimnásticamente me enseñó mucho. Fui podio durante siete años individualmente en Campeonatos de España. Nunca me he considerado mejor que nadie».
En el 2009 con 17 años participó en el Europeo de Bakú, el Mundial de Japón, los Juegos del Mediterráneo de Pescara y con una gran actuación en la Copa del Mundo de Pesaro. «Ahora tengo un recuerdo superbueno de ese año pero entonces no lo veía así. Tengo una técnica corporal muy bonita como dice mi hermana pero nunca me creí. Me faltaba confianza».
Humildad, siempre presente en el mundo de deportes minoritarios en el eco mediático, pero mayoritario en seguimiento internacional. «En el 2010 acudí al Mundial y tuve más competencia con la entrada de Natalia y Julia, el año anterior estaba sola en individual. La presión aumentó
y me sentí muy observada».
El 2011 fue un año muy duro. En marzo tuvo un grave lesión en los isquiotibiales. «Me vine
abajo. En ese tiempo no debí hacer caso a los comentarios. Me sentí desplazada y lo mejor
fue cambiar de aires». En el otoño del 2011 marcha a Madrid a la residencia Blume—el nombre del mito gimnasta por excelencia—pasa de ser gimnasta individual a entrar en el colectivo
que preparaban los Juegos de Londres. «Me adapté bien. Comencé sin presión, pero en enero me rompí los ligamentos del pie. 4-5 meses de baja y ayudando en lo que podía a mis compañeras».
Fue suplente de un grupo que fue cuarto en los Juegos. Del oro a la nadaUna de las olímpicas del
equipo se retiró y Marina comenzó de titular en la selección. «Estaba más motivada que nunca. Olvidadas las lesiones y con mucha ilusión».
El climax llegó con la entrada de la primavera con el oro en la Copa del Mundo de Lisboa. «Fue un subidón. Tras muchos problemas ahí estábamos por delante de Rusia». Sin embargo, la presión aumentó y también por parte de la seleccionadora. «Nunca sentí su confianza. Todo el equipo suplente se sabía mi ejercicio y en cualquier momento sabía que me iban a dejar fuera».
Así ocurrió en la Copa del Mundo de San Petesburgo, un fallo—como tantos de otras competidora—sirvió para que la seleccionadora, a pesar de lograr el bronce en esa prueba, la
excluyera del Mundial.Un 0 en psicología de la seleccionadora y de la Federación. El colmo fue el chantaje posterior. «Me dijeron que firmase un papel como si estuviera lesionada para que
entrase otra. No les seguí el juego. Ellos me decían que no era la primera vez que se
hacía. No estaba dispuesta a ir de excursión a Kiev; para eso me fui a casa».
Su denuncia y las redes sociales se pusieron de su lado aunque también se sintió sola. El presidente de la Federación le comentó que no habían estado bien las formas pero después le envió una carta de despido.
El futuro
«Me retiro porque yo quiero. Ahora comienzo otra etapa. Haré derecho en la UAB, castings y otras muchas cosas que no he podido hacer».
Un diez y gracias por sincerar su vida.
■ LA MEDALLA DE ORO EN LISBOA 2013
«Hacía 15 años que España no lograba un éxito
así. Primeras por delante de Rusia en la Copa del
Mundo. Orgullo y en ese instante pensé que valía
la pena tantos momentos duros sufridos. Acallé a
aquellos que no confiaban en mí
■ LA FAMILIA
«Soy muy hogareña y todo se lo debo a mis
padres Alfonso y Pilar. El abrazo con ella en
Lisboa vale más que el oro. Amo a mis hermanas
Estefanía, Pilar y Gemma, a mi sobrino Joel». La
foto dedicada a su madre en la entrada de casa.
■ CON LA VERDAD POR DELANTE
«Disfruté de la gimnasia pero no estoy dispuesta
a todo. Logré más de lo esperado. Me sentí muy
apoyada y también conocí a los falsos, a los
interesados. Demasiada presión y lo contrario a
lo que debe ser el deporte. Muy sucio».