Los penaltis se volvieron a cruzar en el camino del Club por segunda Final Four consecutiva en la piscina del Kirishi ruso. Idéntica pena máxima, mientras el año pasado los penaltis apearon al Club en la semifinal ante Olympiacos, esta vez la final del 2018, tras vapulear al UVSE Budapest en semifinales por 17-8 deparó el subcampeonato tras acertar las rusas todos los lanzamientos.

Sin duda se vio en acción a los dos mejores equipos de Europa. El 3-3 del primer cuarto fue un preludio de lo que sería el resultado final. Acierto en las dos porterías y la equidad como primer equilibrio. Apagón en el segundo cuarto para el Club. Incapaz de anotar en ataque ni de penalti. Laura Ester evitó parando un penalti que las rusas se fueran al descanso con más 3 (5-3).

El tercer cuarto fue el más entonado del Club. Anni Espar y Olga Domènech igualaban a 5 mientras el apagón ruso era equilibrado por los colegiados que una y otra vez señalaban faltas en ataque ante la desesperación de David Palma y las jugadoras. Inanova dejaba el 6-5 para las rusas a falta del último cuarto.

El Club lo bordó en los primeros minutos del último periodo. Kiley Neushul igualaba a 6 y un golazo de Bea Ortiz con recuperación, contragolpe y acierto apuntaba al equipo vallesano por delante (6-7). El Kirishi aprovechó la enésima exclusión de una jugadora sabadellense para igualar por medio de Krimer y a 1 minuto del final en un riguroso penalti darle la vuelta con el 8-7. A continuación, un claro penalti sobre Maica lo convirtió Neushul en el 8-8. Con 45 segundos por delante, los dos equipos fallaron sus ataques.

Los penaltis, seguimos sin entender un año después que en una competición importante de waterpolo no haya la antigua prórroga de 3 minutos, dieron el título al Kirishi y el Club queda con su segundo subcampeonato tras el del 2015 en Atenas y mantiene  sus 4 títulos. 

Este equipo es tan bueno, gane o pierda en los penaltis. Animos