La sexta generación del Polo varía en algunos aspectos respecto a su hermano mayor de la 5a. Mantiene todo lo mejor de un coche que ha marcado época siendo uno de los vehículos más vendidos del país. La sensación de conducción le da ese plus y el confort habituales en Volkswagen. Un diseño más atractivo y dinámico.

El vehículo  tiene, gracias a la plataforma MQBA0 como su primo Seat Ibiza, una longitud que supera por poco los 4 metros (4'05 m.) con 1'45 de alto y 1'75 de ancho.De hecho, la conducción nos recuerda mucho a la del Ibiza.

El maletero llega a los 351 litros, una buena cifra pensando en los compañeros del segmento y bastante más grande que el anterior. Por dentro, también se nota una mayor amplitud que redunda en una mejor habitabilidad y confort. Otro plus, a tener en cuenta, son las buenas cifras en cuanto a consumo para el Polo.

Vemos las mejoras en el equipamiento y también en la tecnología, con la opertura sin llave, asistente de aparcamiento automático, control de crucero adaptado y la iluminación con los faros LED. Notamos más el aspecto deportivo, especialmente en la parte frontal, acercándose a su hermano Golf, otro clásico de la marca germana.

El nuevo Polo tiene una amplia gama de motores. Así en gasolina están el MPI 1.0 con 65 CV de potencia, MPI 1.0 con 75 CV, TSI 1.0 de 95 CV, TSI 1.0 de 115 CV, el TSI Evo de 1.5 litros con 150 CV y el TSI de 2.0 litros y 200 CV para el Polo GTI. La oferta diésel se basa en los TDI de 1.6 litros de 80 CV y TDI de 1.6 litros con 95 CV de potencia.

La transmisión manual de cinco velocidades se ofrece de serie en los MPI 1.0 y TDI 1.6 litros de 80 CV, mientras que los demás podrán combinarse tanto con una transmisión manual de seis velocidades o automática DSG con doble embrague y siete velocidades. Esta última es de la que pudimos disfrutar durante la prueba con una notable fiabilidad. Y es que cuando tienes que sufrir, como fue en nuestro caso, varios atascos, se agradece el modo automático.